Su luna de
Preciosa tocando vienepor un anfibio senderode cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,huyendo del sonsonete,cae donde el mar bate y cantasu noche llena de peces.
En los picos de la sierralos carabineros duermenguardando las blancas torresdonde viven los ingleses.
Y los gitanos del agualevantan por distraerse,glorietas de caracolasy ramas de pino verde. Su luna de
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantadoel viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,lleno de lenguas celestes,mira a la niña tocandouna dulce gaita ausente. Niña, deja que levantetu vestido para verte.
Abre en mi dedos antiguosla rosa azul de tu vientre. Preciosa tira el panderoy corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persiguecon una espada caliente. Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbríay el liso gong de la nieve. ¡Preciosa, corre,
Preciosa,que te coge el viento verde!
Preciosa, corre,
Preciosa!¡Míralo por donde viene!
Sátiro de estrellas bajascon sus lenguas relucientes. Preciosa, llena de miedo,entra en la casa que tiene,más arriba de los pinos,el cónsul de los ingleses. Asustados por los gritostres carabineros viene,sus negras capas ceñidasy los gorros en las sienes. El inglés da a la gitanaun vaso de tibia leche,y una copa de ginebraque Preciosa no se bebe. Y mientras cuenta, llorandosu aventura a aquella gente,en las tejas de pizarrael viento, furioso, muerde.